jueves, 1 de enero de 2015

2014: mi fangirl interior te extrañará



Si hay algo que realmente destaco de este año fueron sus conciertos. En total, asistí a siete (cuento Lollapalooza como uno), un récord personal. Me acostumbré a asistir a un concierto al año durante toda mi adolescencia, desde que tengo 14 años, pero parece que la adultez trajo sus beneficios (sí, 19, una adulta) y su fangirlismo explosivo.



Julian Casablancas, Jake Bugg, The Jesus and Mary Chain, Sky Ferreira, Damon Albarn, The Drums y Lollapalooza, que incluyó a Julian y Jake de nuevo, Lorde, Arcade Fire, Red Hot Chili Peppers, Phoenix, Ellie Goulding, Portugal. The Man, Capital Cities… y varios más. Fue el año de la victoria en este sentido, sin lugar a dudas, por una razón en específico: de estos siete conciertos/festivales, sólo pagué la entrada a tres. ¡A tres! Lollapalooza y sus dos sideshows, una vez terminado marzo no volví a pagar por ir a un concierto, y cuatro más me cayeron del cielo. Porque, obviamente, todos los dioses de los Olimpo se unieron para hacerme feliz, a través de concursos y regalos. No pude ser más feliz.


Mis glorias de fangirl no fueron pocas. Para comenzar el año, tuve cuatro veces frente a mí al amor de mi vida (quizás lo conocen como Julian Casablancas) y, como si fuera poco, lo conocí. Mi travesía de fangirl desquiciada fue larga, pero valió la pena: pude dirigirle unas palabras, pasé alrededor de 40 minutos a su lado, recibí varias de sus sonrisas, dos abrazos (contados) e incluso le toqué el pelo, y sí, lo tenía sucio. Y lloré en el piso de un aeropuerto, el día más hermoso y vergonzoso de mi vida.





Y mi racha de fangirl no termina aquí. Estuve en la primera fila de los dos conciertos de Julian, para poder ver al hermoso todo el tiempo de cerquita.




También estuve en la primera fila de la presentación de Jake Bugg en Lollapalooza, lo que fue realmente una bendición ya que llegué para ver a Capital Cities y avancé desde la última hasta la segunda fila en ese rato, para tomar mi lugar correspondiente y consagrado en la reja para Jake. En su sideshow estuve muy lejos porque llegué atrasada por venir de otro concierto (tomar un taxi en la Alameda nunca había sido tan difícil), así que verlo así era necesario. Un joven fenomenal, tan talentoso que me mantuvo tranquila, lo único que quería era escuchar su música y llorar.



Lo único que me entristeció de Lollapalooza fue el haberme perdido a Johnny Marr, que tocó justo antes de Julian en otro escenario, mientras yo estaba encadenada a la reja. De todas formas, pude escucharlo desde allá. No pude ir a su sideshow porque tenía los bolsillos vacíos, y mi racha ganadora aún no veía la luz.

Un vídeo publicado por Barbi 🌻 (@villarosies) el

The Jesus and Mary Chain y Sky Ferreira fueron excelentes conciertos que se dieron en fechas cercanas, pero sólo Sky logró liberar mi monstruo fangirl que ya se había ido a dormir después del Lolla. Pasé el concierto en la segunda fila (fracasada) y, como ella es tan linda y cercana, se me detenía el corazón cada vez que Sky estaba cerca de mí.

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TJAMC fue caótico, porque me enteré de que había ganado tres horas antes del concierto y tenía que hacer un trabajo, llegué corriendo al recinto y tuve que pedirle a alguien más que lo hiciera por mí.



Con Damon Albarn and The Heavy Seas la magia estalló. La entrada fue un regalo y como no conocía a nadie que fuera, partí sola. No es la primera vez que lo he hecho así que no fue asunto para mí. Conocí gente en la fila, felizmente, porque pasé varias horas en ella. Quedé en ese maldito espacio entre la primera y la segunda fila, como en el limbo entre la gloria y la masa. Pero bueno, algo bueno había en ello: estaba justo entre Damon y Jeff Wootton… ¡oh cielo! ¡Nos encontramos otra vez! Había visto a Jeff en el 2011 cuando aún tocaba con Beady Eye, no me llamó la atención para nada esa vez (estaba al lado de Liam Gallagher, mirarlo aunque sea un segundo sería un pecado capital), pero después llegó mi arrepentimiento, cuando me di cuenta que era la sensualidad hecha guitarrista. Y como las estrellas ordenaron nuestro reencuentro, salí del teatro con una uñeta de Jeff, que lanzó después de terminar una canción. Yo sólo puedo decir: está llena de restos de su sudor. Maravilloso.



El concierto fue fenomenal, realmente. Cuando llegué a casa escribí un post muy largo en Facebook, lleno de mi amor y emoción desbordante. Si tuviera que describirlo en algunas palabras, esas serían: mágico, entusiasta, precioso, emotivo y entregado. Este concierto me provoca muchos sentimientos encontrados, ya que estuvo inmerso en un momento muy poco agradable y desilusionante del año, y me recuerda a quien me permitió ir, lo que no me gusta para nada.




La entrada para The Drums la gané a través de un concurso de Instagram y tuve que ir a buscarla a la punta del cerro, literalmente. Fui a buscarla a los cerros. Pero esas tres horas de andar valieron la pena. El concierto fue breathtaking, Jonny se instaló en el escenario como un dios del indie pop, y yo me instalé en la cancha como una adoradora desquiciada.
Ahora, saludos a todas las personas y marcas que auspiciaron a mi espíritu fangirl este año, especialmente a mi mamá y Pepe Jeans, que rompieron mi barómetro de felicidad.

2015, ¡más te vale estar a la altura!




Esta entrada la escribí el año pasado.